Paraíso inhabitado narra la historia de Adriana, la más pequeña de una familia acomodada que se está resquebrajando por momentos en los albores de la Guerra Civil. Adri es una niña solitaria y falta de cariño que vive atemorizada por el mundo de los adultos. Tan sólo se siente cómoda cuando se refugia en la penumbra que rodea el mundo casi mítico que ha creado en su imaginación. Su amistad con Gavrila, el único hijo de una bailarina rusa emigrada, conseguirá sacarla de su mutismo: con él se siente protegida, querida y, sobre todo, comprendida. Pero la trágica muerte del muchacho cuando ambos están a punto de alcanzar la adolescencia la devolverá a su aislamiento y soledad anteriores. Sin embargo, a Adriana ya no le estará permitido esconderse de todo cuanto la rodea: debe convertirse en una persona adulta.
«Sentía miedo, y sobre todas las cosas, un miedo concreto, sin fisuras: Gavi se iba. Aunque Gavi volvería, este convencimiento iba día a día haciéndose más frágil, más incomprensible. Me tapé las orejas con las manos y grité. O creí gritar, porque lo que salió de mi garganta no era un grito, sino algo así como un debilísimo aullido, sofocado por encendidas hojas que crujían bajo las pisadas de alguna criatura del bosque. O lo que yo imaginaba que eran esas pisadas y esa criatura tras la lectura de El Rey Cuervo, o la visión del Unicornio huyendo de su marco.»
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