Sinopsis: Martín Santomé, viudo con tres hijos, en las vísperas de su jubilación comienza a registrar en un diario su vida gris y sin relieve. La vida cotidiana de la rutina en la oficina y la de un hogar desunido y crispado se verán alteradas cuando irrumpe en su rutina la joven Laura Avellaneda, su nueva empleada. Y este hombre, casi sin proponérselo, decide abrir en su vida un paréntesis luminoso. La soledad y la incomunicación, el amor y la sexualidad, la felicidad, la muerte y los problemas políticos son algunos de los temas que aparecen en La tregua, una novela que se ha traducido a decenas de idiomas y ha sido adaptada al cine, la televisión, el teatro y la radio, pero que sobre todo ha gozado de la excepcional acogida de los lectores de todo el mundo.
"Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en condición de jubilarme. Debe hacer por lo menos cinco años que llevo este cómputo diario de mi saldo de trabajo.
Verdaderamente, ¿preciso tanto el ocio?. Yo me digo que no. Que no es el ocio lo que preciso, sino el derecho a trabajar en aquello que quiero. ¿Por ejemplo? el jardín, quizá. Es bueno como descanso activo para los domingos para contrarrestar la vida sedentaria y trambién como secreta defensa contra mi futura y garantizada artritis. Pero me temo que no podría aguantarlo diariamente. La guitarra, tal vez, creo que me gustaría. Pero debe ser algo desolador empezar a estudiar solfeo a los cuarenta años. ¿Escribir?. Quizá no lo hiciera mal, por lo menos la gente suele disfrutar con mis cartas. ¿Y eso qué? "
Verdaderamente, ¿preciso tanto el ocio?. Yo me digo que no. Que no es el ocio lo que preciso, sino el derecho a trabajar en aquello que quiero. ¿Por ejemplo? el jardín, quizá. Es bueno como descanso activo para los domingos para contrarrestar la vida sedentaria y trambién como secreta defensa contra mi futura y garantizada artritis. Pero me temo que no podría aguantarlo diariamente. La guitarra, tal vez, creo que me gustaría. Pero debe ser algo desolador empezar a estudiar solfeo a los cuarenta años. ¿Escribir?. Quizá no lo hiciera mal, por lo menos la gente suele disfrutar con mis cartas. ¿Y eso qué? "
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